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Reflexiones desde Rectoría Poli JIC: Deja de perder el tiempo con los cuervos

“El único pájaro que se atreve a picotear un águila es el cuervo. Se sienta sobre su espalda y muerde su cuello. Sin embargo, el águila no responde, ni lucha con el cuervo; no gasta tiempo ni energía en el cuervo. Simplemente abre sus alas y comienza a elevarse más alto en los cielos. Cuanto más alto es el vuelo, más difícil es para el cuervo respirar y luego el cuervo se cae por falta de oxígeno. Deja de perder el tiempo con los cuervos. Solo llévalos a tus alturas y se desvanecerán.”

Durante estos maravillosos años de mi vida he tenido la oportunidad de entregarlo todo por una institución que lo merece todo. El “POLI” es una llama encendida que alumbra la academia, la investigación, la cultura y el desarrollo humano en general. Es una institución superior a sus vicisitudes, provocadas la gran mayoría de ellas, por una nube de cuervos que se cierne sobre su horizonte. Por un puñado de personas que no piensan en el beneficio colectivo de toda una comunidad académica, sino en sus propios beneficios. A los que no les importa llevarla de crisis en crisis, con tal de saciar sus intereses particulares, en una cohabitación con politiqueros igual de inescrupulosos.

Han sido capaces de llevar al Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid hasta sus más oscuros límites, con tal de preservar sus privilegios, amparados en pírricas representaciones, que son más que un abuso sobre las grandes mayorías. Al frente de una oposición irracional y burda, siempre se ve a los mismos, sometiendo en la mayoría de sus ocasiones, la voluntad de más de 14 mil estudiantes, mil 400 docentes y 300 funcionarios administrativos. Todo lo que hacen es arbitrario. Expiden comunicados inconsultos, alientan el insulto y la calumnia por las redes sociales, sin importarles el menoscabo reputacional de una institución con más de 57 años de historia.

Lo más doloroso, es ver la forma como otros oportunistas, atrincherados en la institucionalidad y en cargos de representación pública, quieren convertir en un festín de la politiquería, el futuro del “POLI”. Como habitantes de cloacas, se desplazan por la alcantarilla de la falsedad y la deslealtad, tratando de torcer voluntades para cobrar venganza sobre personas que inexplicablemente han graduado de enemigas.

Envían emisarias a suplantar la autoridad legítima de la institución para imponer el caos, para pescar en río revuelto, para confundir a toda una comunidad académica y para liderar conciliábulos que no propenden por una educación de calidad para vivir mejor, sino por un fortín burocrático, para luego cobrarse un desquite de competencias que han perdido en franca lid.

Pero los hechos pueden más que las palabras, la lealtad está muy por encima de la traición y las obras hablan por sí solas. Como no han podido eclipsar una labor continua y sin descanso en favor de una institución que toda Antioquia lleva en su corazón, estos carroñeros apelan inmisericordemente a las más rastreras formas para generar inestabilidad. Amenazan con poner en vilo la tranquilidad de la academia, con tal de sacar del camino a quienes no nos hemos prestado para sus artimañas de baja ralea. Quién sabe por qué les interesa ahora tanto lamer esta golosina, cuando cuatro años atrás prácticamente habían sacado de su radar a nuestro “POLI”.

Nos ha tocado librar mil batallas contra las calumnias, las campañas orquestadas por los cuervos que habitan en nidos propios y ajenos, estar a la altura de las circunstancias frente a personas sub júdice, que han pretendido y pretenden incendiar el “POLI” para que el humo denso tape sus propias inmundicias. Con todo eso, hemos sacado adelante los más trascendentales proyectos, de este, que es el más importante centro de formación superior pública de vocación tecnológica del país. En pocas horas recibiremos del Ministerio de Educación Nacional la Acreditación en Alta Calidad, el hito más importante después de nuestra fundación en marzo de 1964.

Disponerse a comer el postre cuando ya está servido, es una posición facilista muy propia de los mediocres. Montarse a la tribuna a posar de héroe, cuando se ha sido un soldado cobarde en batalla, es muy cómodo. La sociedad sabe reconocer y poner en su sitio a cada actor de esta historia. Las narrativas pueden ser muchas, pero la realidad es una sola. Los hombres de bien caminamos la vida de la mano de personas de bien. No necesitamos los sótanos para urdir componendas. Lo que hacemos, lo hacemos de frente y con dignidad. El refranero popular es sabio cuando dice: “El respeto se acumula, la honestidad se aprecia, el amor se gana y la lealtad se devuelve”.

Libardo Álvarez Lopera
Rector

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